El horror de la secta Yogui: las quemaban, golpeaban, violaban y las ahogaban en un inodoro
Durante el juicio se conoció la historia de terror que envuelve a la secta "Yogui", que tenía a 32 personas reducidas a la servidumbre y que eran abusadas sexualmente dentro de un hotel en el centro de Mar del Plata.
Quemaduras, rebencazos, duchas de agua fría, patadas, ahogamientos en un inodoro y violaciones fueron algunas de las torturas relatadas este lunes durante los alegatos del juicio en Mar del Plata a los integrantes de la secta "Yogui".
La secta operó por más de 10 años y si bien su líder falleció hay otros tres imputados en la causa: Silvia Cristina Capossiello, Sinecio de Jesús Coronado Acurero y Luis Antonio Fanesi.
Durante horas, la fiscalía ante el Tribunal Oral Federal en lo Criminal 1 de la localidad de Mar del Plata expuso los fundamentos y los detalles de su acusación, después de casi cinco meses de audiencias en las que declararon decenas de testigos.
Esta secta pregona el hinduismo y tenía tres líderes, Eduardo Nicosia era el más conocido. Nicosia falleció en enero de 2021 en la cárcel de Ezeiza.
El horror de la secta por dentro
Entre sus tantos métodos de tortura, electrocutaba los genitales de sus víctimas, las ahogaba en el inodoro y las violaba.
Nicosia tuvo 15 hijos con sus discípulas, dos con su mujer y otros más con sus hijas. Se refería a él mismo como "gurú", el "líder supremo" y el "máximo líder". A sus víctimas les pegaba con rebenque, les daba de comer comida para conejos balanceada.
La secta operaba en un hotel del centro de Mar del Plata. Las mujeres no podían salir ni siquiera ir al baño. Para evitar que lleguen al sanitario, el hombre compró un puma y lo puso afuera de la puerta para que nadie pudiese ingresar.
Capossiello -pareja de Eduardo Nicosia-, Coronado Acurero y Fanesi están acusados de formar parte de una organización que actuaba desde el Hotel City en el centro de Mar del Plata. Y que se valía "de un proceso de coerción psicológica y aislamiento de las víctimas, típico de las organizaciones sectarias, a partir de la manipulación psicológica que se les imponía".
El lugar funcionaba desde 2005, pero todo se hizo público en 2015 cuando empezaron las detenciones. Ese año el fiscal comenzó las investigaciones y dio Nicosia, quien fue detenido en 2018 y falleció en 2021 tras las rejas.
También se conoció la existencia de un cuarto acusado, identificado como el psicólogo Fernando Ezequiel Velázquez, quien falleció en marzo del 2022.
Según la fiscalía, la secta fue "una organización criminal porque su estructura fue utilizada por los imputados para cometer delitos", tanto en Venezuela como en Argentina, desde principios de los 70s hasta su desarticulación en julio de 2018.
Esta organización captaba "gente interesada en lo espiritual", para "luego explotarlas sexual y laboralmente", pedirles "la entrega de bienes y dinero" y someterlas a "un proceso de despersonalización" que les impedía tomar decisiones propias.
Según relevó la fiscalía, las víctimas declararon que eran "entrenados como perros", que comían "pomada de zapatos con sacarina" o "comida balanceada para conejos", por el hambre que sufrieron en ocasiones, y que eran golpeadas con un rebenque para caballos.
"Les decían que el dolor no existía, que era una ilusión", que "para el afuera todo lo que sucedía en la secta debía parecer normal", que el líder era "un gurú espiritual", un "ser evolucionado" e incluso la "reencarnación de Jesucristo", y por ese motivo las palizas eran "una bendición".