La selección de Argentina perdió este domingo la cima del mundo del fútbol sala, doblegada en la final por sus concesiones, por Portugal, por una controvertida mano que los árbitros no entendieron como penalti a su favor, por un poste en el último segundo y por Pany Varela, el goleador decisivo que coronó a su país como campeón del planeta y frustró a la Albiceleste, lastrada por la expulsión de Borruto (1-2).
Su roja en el minuto 13 marcó la final. No hay excusas. Tan imprudente como innecesaria, tan antideportiva como frustrante, aún Borruto le estará dando vueltas al porqué del puñetazo que propinó a la altura del abdomen a Ricardinho en una conducción del astro luso en su propio terreno, lejísimos de la portería de Nico Sarmiento.
No la vieron en primera instancia los árbitros, pero el Mundial 2021 ofrece la oportunidad de pedir la revisión de vídeo. Lo hizo el técnico de Portugal, Jorge Braz, de inmediato, mientras se dolía en el suelo Ricardinho, atendido sobre la pista… Y mientras Borruto ya sentía el temor de lo que ocurrió en cuanto los colegiados observaron el golpe que le dio, sin ninguna aparente explicación.
Expulsión sin discusión, por muchas protestas del propio Borruto y por mucha reclamación posterior del banquillo argentino sobre una acción anterior, desestimada de nuevo por los árbitros. Una circunstancia decisiva a esas alturas de partido, a 7:22 del final del primer tiempo, que terminó con el 0-1 de Portugal: Pany Varela.
Su derechazo cruzado batió a Nico Sarmiento justo cuando los dos minutos en inferioridad numérica por la expulsión de Borruto apuraban sus últimos segundos, con lo que supuso la sucesión de ambos contratiempos para Argentina, que antes de la tarjeta roja había sido mejor. Después, en el recorrido al intermedio, no. Ni siquiera en igualdad. Y luego, por momentos, sí, en el segundo acto.
Aunque sí se sobrepuso, reaccionó y recuperó el ritmo del partido, jamás igualó el marcador Argentina, porque tal concesión adquiere una dimensión enorme en una final del Mundial. Lanzó su ofensiva, mientras Nico Sarmiento sostenía a su equipo dentro del choque cuando Portugal diseñaba cada respuesta en el otro marco.
Desde la estrategia, Pany Varela acertó con el 2-0 a 12 minutos y 26 segundos del cierre del choque, pero Argentina contestó de inmediato: en 8 segundos, Claudino anotó el 1-2. Y luego tuvo Edelstein el 2-2, pero falló a portería vacía una ocasión que casi nunca se falla, y también Claudino, al que se cruzó magnífico Bebe.
Ya en la carrera contra el crono por el empate, entre una tensión máxima, incluso con más de un encontronazo, entre la incertidumbre, entre la emoción, entre la ofensiva de Argentina, entre un penalti por mano a su favor que sí lo pareció y que los árbitros denegaron con polémica tras la revisión del vídeo a dos minutos del final y con un último tiro al palo en el último segundo. No hubo forma de impedirlo. Portugal y Ricadinho son los nuevos campeones del mundo.
El entrenador del seleccionado argentino de futsal, Matías Lucuix, le regaló su medalla a Lucas Trípodi, uno de los mejores jugadores del equipo que se quedó afuera del Mundial por una grave lesión.
En la ceremonia de entrega de premios, el DT albiceleste tuvo un gran gesto con Trípodi, quien viajó desde Madrid, España, para acompañar al equipo en la final en Kaunas, Lituania.
Lucuix hizo subir a Trípodi al escenario y en el momento que Gianni Infantino, presidente de la FIFA, repartía las medallas de plata, se sacó la suya y se la regaló a Trípodi.
"Lucas es una persona muy especial. Tuvo el infortunio de la lesión y lo extrañamos mucho. Lo sentí así, me salió del corazón porque es parte de nosotros. Me dio pena que se pierda el Mundial y creí que se la merecía", contó Lucuix en la conferencia de prensa.
El zurdo Trípodi es uno de los mejores jugadores argentinos de futsal y representa a Inter Movistar, el equipo más ganador de España.
A fines de mayo, Trípodi sufrió la rotura de ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda y se perdió la posibilidad de disputar su primer Mundial.