por Nicolás Poggi | 14 de junio de 2021 - 15:21
El malestar de la CGT y otros armados sindicales es uno de los tantos frentes abiertos para el Gobierno en plena segunda ola y en el año electoral. Los reclamos son variados -y complejos- pero podrían resumirse a grandes rasgos en tres puntos: bronca por la suspensión de las elecciones gremiales a raíz de la pandemia -lo que impide renovar mandatos en las organizaciones-; la firma de paritarias con salarios reales a la baja y la falta de respuestas ante el pedido de inscripción de los trabajadores esenciales en los planes de vacunación.
Un combo a presión que no llega en el mejor momento. Tanto en la propia CGT -a cargo del albertista Héctor Daer- como en sindicatos no alineados como Camioneros hay reproches solapados hacia la gestión de Alberto Fernández, que debe timonear entre la compra de vacunas, la reactivación de la economía y el cierre de listas que promete volver a poner a prueba la unidad del Frente de Todos.
Pero los sindicalistas -que en su mayoría acompañan al Gobierno- también quieren hacerse valer en el frente. Por eso no dudan en manifestar su bronca cuando no son escuchados. Se acerca el tiempo del cierre de listas de diputados y senadores. Todo está conectado.
Sin elecciones internas
Un punto conflictivo es la decisión del Gobierno de que las únicas elecciones que se hagan en el año sean las legislativas (las PASO el 12 de septiembre y las generales el 14 de noviembre). Por resoluciones del Ministerio de Trabajo, los mandatos de los sindicatos -y de la propia CGT- vienen prorrogándose desde el año pasado por el coronavirus, lo que impide que haya comicios para renovar la conducción de los gremios.
Este acuerdo “global”, que empieza por el Consejo Nacional de la central obrera y alcanza a todos los sindicatos del país, fue parte de un pacto sellado entre los propios Alberto Fernández y Daer para garantizar la paz sindical durante la pandemia. Las prórrogas vienen desde mayo del año pasado y la última está vigente hasta agosto. Por ahora la idea es seguir pateando el tema para más adelante, según pudo saber A24.com.
Esto molesta al armado de Camioneros -que está fuera de la CGT desde los tiempos de Cambiemos- porque Pablo Moyano aspira a competir con los “Gordos” -tal como se conoce a los gremios de servicios- por la conducción de la central.