La trama paralela de la exitosa serie coreana “El juego del calamar”, en la que a algunos participantes muertos se les extirpan órganos para ser comercializados, cobra vida en China, donde el régimen aparentemente extrae corazones, riñones, hígados y córneas de 100.000 disidentes y presos políticos cada año, según la ONU.
Según develó en junio la oficina de la Alta Comisionada de a ONU para los derechos humanos, Michele Bachelet, China creó una red de tráfico de órganos a gran escala dirigida por el Partido Comunista.
El régimen chino negó enfáticamente la existencia de un programa de sustracción de órganos patrocinado por el Estado después de que la lapidaria denuncia de la Oficina de Bachelet, que aseguró que esta red “apunta a minorías étnicas, lingüísticas o religiosas específicas detenidas” y recaudando mil millones de dólares al año.
El informe fue confeccionado gracias al trabajo de nueve relatores especiales de la ONU del Consejo de Derechos Humanos, que pasaron más de un año desenterrando testimonios de testigos y examinando las tasas de donantes de órganos altamente sospechosas de China.
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“La extracción forzada de órganos en China parece estar dirigida a minorías étnicas, lingüísticas o religiosas concretas que se encuentran detenidas, a menudo sin que se les expliquen los motivos de la detención ni se les entreguen órdenes de arresto, en diferentes lugares”, denunció en junio pasado la oficina liderada por la ex presidenta chilena Michelle Bachelet.
Los relatores “recibieron información fidedigna de que los detenidos (...) pueden ser sometidos a la fuerza a análisis de sangre y exámenes de órganos, como ecografías y radiografías, sin su consentimiento informado; mientras que otros presos no están obligados a someterse a tales exámenes”.
La declaración firmada conjuntamente, entre otros, por Fernand de Varennes, Relator Especial sobre cuestiones de las minorías, Ahmed Shaheed, Relator Especial sobre la libertad de religión o creencias, y Nils Melzer, Relator Especial sobre la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, dice que recibieron “información fidedigna de que los detenidos de minorías étnicas, lingüísticas o religiosas pueden ser sometidos a la fuerza a análisis de sangre y exámenes de órganos, como ecografías y radiografías, sin su consentimiento informado; mientras que otros presos no están obligados a someterse a tales exámenes. Según los informes, los resultados de los exámenes se registran en una base de datos de fuentes de órganos vivos que facilita la asignación de órganos".
Según los informes, los resultados de los exámenes se registran en una base de datos de fuentes de órganos vivos que facilita la asignación de órganos. “Según las denuncias recibidas, los órganos más comunes que se extraen de los presos son, según informes, el corazón, los riñones, el hígado, las córneas y, con menos frecuencia, partes del hígado”, dice el informe.
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El informe de la ONU también dice que esta forma de presunto tráfico depende en gran medida de trabajadores de la salud capacitados que juraron proteger a sus pacientes, incluidos “cirujanos, anestesistas y otros especialistas médicos” y de la participación de profesionales del sector público. “Algunos presos reciben amenazas de muerte y de sustracción de órganos por parte de la policía, si no renuncian a sus creencias o se niegan a cooperar con la policía”, indica el comunicado.
Una investigación del China Tribunal de China, una organización no gubernamental encargada de investigar la sustracción forzada de órganos en China con sede en Londres, demostró a través de llamadas telefónicas encubiertas cómo los hospitales chinos son capaces de hallar rápidamente donantes de órganos gracias a los asesinatos de presos políticos “por encargo”.
En un extracto de las conversaciones, el Dr. Feng Zhendong, de un hospital militar de la provincia de Shandong, le cuenta al investigador por teléfono sobre la “abundancia de órganos” que llegan “todos los meses”:
– Dr. Feng Zhendong, del Hospital No. 107 del Ejército de Liberación Popular (provincia de Shandong): “Nuestro hospital generalmente tiene fuentes de hígado relativamente abundantes, muchos órganos donados. Entonces, nuestras fuentes de hígado son relativamente abundantes.
– Investigador: “Casi todos los días tiene [órganos]. Si coincide o no es otro problema. ¿Es eso lo que quieres decir?”
– Dr. Feng Zhendong: “No casi todos los días, pero básicamente tenemos [órganos] casi todos los meses ... en los casos más rápidos, básicamente tenemos órganos todas las semanas”.
Susie Hughes, directora ejecutiva de The International Coalition to End Transplant Abuse en China, dijo que las afirmaciones de las autoridades sanitarias chinas de que están realizando entre 10.000 y 20.000 por año no son creíbles. “Un análisis estadístico reciente del actual sistema de trasplante de órganos de China mostró que las cifras que China ha estado publicando han sido falsificadas”, dijo al diario online Daily Mail Australia.
“Cuando se examinan los ingresos hospitalarios, las tasas de utilización de camas y el número de equipos quirúrgicos a partir de los datos oficiales chinos ... es más probable que la cifra esté entre 60.000 y 100.000 trasplantes por año”, agregó Hughes.
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“No sabes adónde llevarán tu corazón, el hígado, el bazo y los pulmones”
El China Tribunal afirmó que la minoría musulmana uigur, junto con los seguidores de la práctica espiritual prohibida Falun Gong, están siendo esencialmente utilizados como “banco de órganos” para compradores nacionales y extranjeros del gobierno chino.
Y uno de los practicantes de Falun Gong, llamado Jinato Liu, que estuvo encarcelado durante más de dos años, dio un testimonio aterrador ante el panel de expertos: “Estaba encerrado en una celda con unos ocho drogadictos, a quienes comúnmente se inducía a abusar de los practicantes de Falun Gong. Estos drogadictos fueron incluidos en turnos para perseguirme por orden de los guardias. La celda tenía una cámara de vigilancia instalada, por lo que los guardias sabían todo lo que sucedía dentro. Un día un recluso drogadicto me estaba golpeando la espalda y la cintura y otro recluso entró desde afuera y le gritó: ‘¡No lastimes sus órganos!’”.
La prisionera uigur Zumuret Dawut dijo que la llevaron al hospital el primer día de sus tres meses de detención para que le escanearan los órganos: “Solo después de que me quitaron la capucha negra de la cabeza me di cuenta de que estaba en un hospital. Vi policías uniformados por todas partes, también gente con batas blancas caminando, así que supuse que estaba en un hospital. Primero sacaron muestras de sangre, luego tomaron radiografías de mis órganos internos”.
Otro miembro de Falun Gong, Yu Xinhui, que pasó seis años tras las rejas, dijo que un médico del sistema penitenciario había tratado de advertirle: “Un médico de la prisión que simpatizaba con nosotros, los practicantes de Falun Gong, me lo dijo en secreto ‘no vayas contra el Partido Comunista. No te resistas a ellos. Si lo haces, cuando llegue el momento, ni siquiera sabrá cómo has muerto. Cuando suceda, a dónde llevarán tu corazón, el hígado, el bazo y los pulmones, ni siquiera lo sabrás’”