Movimiento Antipiquetero Argentino: Una nueva herramienta represiva
Los llamados “libertarios”, cuyo referente es Javier Milei, acaban de lanzar el Movimiento Antipiquetero Argentino. No puedo dejar de asociarlo con otros movimientos que surgieron en circunstancias históricas similares. El más cercano es la Asociación Anticomunista Argentina (Triple A) que fue creado durante el Tercer Gobierno de Perón y dirigía López Rega. Fue un grupo de choque contra la izquierda peronista y no peronista que en 1974 marcó rumbos represivos continuados por la dictadura militar con posterioridad a 1976.
La Liga Patriótica, cuya aparición pública tuvo lugar durante la represión ocurrida en la Semana Trágica de 1919, durante el Gobierno de Hipólito Yrigoyen. La Liga incluía tanto organizaciones paramilitares, como círculos sociales formales; actuando como grupos de choque, hostigando mediante acciones violentas a las organizaciones sindicales y grupos de trabajadores en huelga, ofreciendo sus servicios a requerimiento de los supuestos afectados.
Los Comandos Civiles previos al Golpe de Estado de 1955 formado por jóvenes antiperonistas que trabajaban en consonancia con los militares golpistas. Estos grupos de choque surgen en tiempos de gran debilidad política de gobiernos populares y han sido el prolegómenos de gobiernos militares o fraudulentos. Me refiero al Golpe Militar contra el Segundo Gobierno de Hipólito Yrigoyen y los golpes militares más cruentos de nuestra historia en 1955 y 1976.
¿Qué características comunes tienen?
- Grupos cuyos miembros surgen de la burguesía o pequeña burguesía como reactivo ante organizaciones de trabajadores con o sin empleo.
- Contra un sector social sumergido que brega por sus derechos por intermedio de huelgas o piquetes.
- Sectores organizados con intereses contradictorios a las clases dominantes.
- En épocas de crisis tanto nacional como internacional.
- Con algún fundamento en sentimientos arraigados en sectores de la burguesía o que bien sufre alguna molestia o directamente influenciados por los medios de difusión.
El fenómeno del surgimiento de partidos políticos de las clases dominantes que utilizan confusamente a las libertades públicas contra la opresión del Estado, inclusive con banderas que han sido patrimonio de los movimientos de izquierda de principios del siglo pasado, como los anarquistas o el anarcosindicalismo, forma parte de la escena montada para el próximo período histórico regresivo de derechos y justificativo para la represión sobre los sectores populares organizados.
No es casual que elijan como contradictorios a los partidos de izquierda argentina en momentos que se constituyen en la tercera fuerza electoral. Es un interlocutor para poder introducir nuevas y falsas contradicciones. Acusar al Gobierno de Alberto Fernández de comunista entra en el campo del ridículo. Entender que la situación bélica internacional actual responde a dicha contradicción, aún más. Pero ambas resultan funcionales para manipular y orientar el miedo a vastos sectores de la burguesía que visualizaron en la historia a dichos sectores como “enemigos” del bienestar y de sus intereses de clase.
Lo cierto es que se prepara un nuevo hombre para continuar la tarea de colonización del inconsciente colectivo. La tarea es desplazar el contradictorio que gobernó los últimos 20 años e instalar una falsa opción entre izquierda comunista y libertarios en favor de las libertades públicas. En nombre de la libertad y defensa de occidente se pretende restringir, perseguir, a organizaciones de trabajadores que puedan potenciar alguna opción al capitalismo globalizado. En nombre de la libertad reprimir, perseguir y encarcelar, todo ello para justificar “la libertad de comercio” colocando al Estado como el enemigo principal y el agente que por naturaleza la oprime y la restringe.
Todos los movimientos de represión fuera de los límites del monopolio estatal de la fuerza, se organizaron en tiempos como el actual siempre en nombre de la libertad.
Se intenta instalar nuevos enemigos para justificar acciones que favorezcan el continuo crecimiento de la desigualdad y el deterioro del patrimonio publico del pueblo argentino.
Es por ello que bregamos para debatir una respuesta unitaria de todos los sectores populares. Una respuesta política para la propuesta de Javier Milei que vaya elaborando estrategias para la defensa de nuestras organizaciones.
fuente: MG