Tomando una posición contra los regímenes autoritarios en la región, los presidentes de Paraguay y Uruguay dejaron en claro en la reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), celebrada en la Ciudad de México el 18 de septiembre, que no querían tener nada que ver con los gobiernos de Venezuela, Cuba y Nicaragua.
La cumbre también abordó temas como el cambio climático, la respuesta a desastres y la creación de un programa cooperativo de vacunación contra la COVID-19.
Las tensiones surgieron por primera vez con las palabras de apertura del presidente paraguayo Mario Abdo Benítez, donde reprendió al régimen de Nicolás Maduro. "En ningún sentido ni circunstancia mi presencia en esta cumbre representa un reconocimiento al gobierno del señor Nicolás Maduro", dijo Abdo Benítez, cuyo país rompió relaciones con Venezuela en 2019 tras reconocer a Juan Guaidó como el líder legítimo. "No hay ningún cambio en la postura de mi gobierno, y creo que lo caballeroso es decírtelo a la cara".
La aparición de Maduro en la CELAC, a donde llegó inesperadamente en el último minuto, fue su primer viaje al extranjero desde que Estados Unidos lo acusó de cargos de narcotráfico en 2020, ofreciendo una recompensa de 15 millones de dólares por información que conduzca a su arresto.
El presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, se hizo eco de los sentimientos de Benítez, criticando a Cuba, Venezuela y Nicaragua, cuyos gobiernos calificó de regímenes totalitarios. En su declaración, Lacalle Pou afirmó la importancia de las naciones miembros en el respeto del principio de no intervención, pero también enfatizó que los países no pueden quedarse de brazos cruzados e ignorar la denuncia de violaciones de derechos humanos cometidas por esos regímenes y sus métodos represivos.
"Cuando uno ve que en ciertos países no hay una democracia plena, cuando no se respeta la separación de poderes, cuando se utiliza el aparato represivo desde la posición de poder para silenciar las protestas, cuando se encarcela a los opositores, cuando no se respetan los derechos humanos, nosotros, en esta voz tranquila pero firme, debemos decir con preocupación que vemos seriamente lo que está sucediendo en Cuba, Nicaragua y Venezuela".
Esta declaración provocó una respuesta del presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, opinando que Lacalle Pou debería preocuparse por su propio país y aludiendo a una reciente ley que se aprobó en Uruguay con respecto a los precios de los combustibles. Esa ley dio lugar a una petición con más de 700.000 firmas oponiéndose a ella. Lacalle Pou respondió que esa era la belleza de la democracia.
"A diferencia de Cuba, los miembros de la oposición pueden firmar peticiones y quejarse en Uruguay porque es un país democrático", replicó Lacalle Pou. "Esa es la gran diferencia con el régimen cubano".
No es la primera vez que el presidente uruguayo tiene duras palabras para su homólogo cubano y su régimen. En julio, provocado por la escasez de alimentos y medicinas, el pueblo cubano salió a las calles para protestar contra su gobierno y el gobernante Partido Comunista, lo que provocó protestas de solidaridad en todo el mundo. Lacalle Pou dijo durante una conferencia de prensa en Uruguay que Cuba era una dictadura y que cuestionar regímenes de ideas afines como Nicaragua y Venezuela era un llamado a la acción en defensa de los derechos humanos.