“_Una provincia en sí es la impotencia misma, y nada hará jamás que no sea provincial, es decir, pequeño, obscuro, miserable, provincial, en fin, aunque la provincia se apellide Estado_”
Juan Alberti
Como si la historia argentina no nos hubiera enseñado nada, el “salvaje unitario” Javier Milei ha resucitado la lógica centralista que tanto daño hizo a nuestra patria en el S.XIX. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (informe Margarette May Macaulay), dependiente de la progresista OEA, en su recomendación del 26 de febrero de 2023, instó a los países federales (México, Brasil, Argentina) a revisar y rever sus estructuras organizativas. En tal sentido, en lugar de avanzar hacia un verdadero federalismo que equilibre el desarrollo y respete las autonomías provinciales, Milei ha decidido retroceder más de un siglo, llevando al federalismo argentino a su mínima expresión.
Este modelo regresivo sigue los lineamientos de la Generación del 80, aquella élite oligárquica que veía a las provincias solo como meras productoras de recursos al servicio de la metrópoli porteña. Bajo el discurso de una supuesta eficiencia y modernización, Milei ha desfinanciado a las provincias y municipios, asfixiándolos económicamente y negándoles las herramientas para gestionar las necesidades de sus habitantes.
El desmantelamiento del federalismo no es casual. Es un plan deliberado para concentrar el poder en manos de un gobierno central que desprecia las diversidades regionales y culturales. Se trata de una política diseñada para transformar a las provincias en feudos dependientes de la dádiva del poder central, negándoles no solo su autonomía, sino también su dignidad.
La Traición al Pueblo y a la Constitución
Milei, en su obsesión por desmantelar el Estado, ha traicionado los principios fundamentales de la Constitución Nacional, que consagran la autonomía de las provincias y los municipios como pilares del sistema federal. Su modelo liberal no solo ignora el pasado histórico y las identidades provinciales, sino que socava la posibilidad de un desarrollo equitativo y sustentable para todos los argentinos.
Bajo este esquema, las provincias quedan relegadas al papel de simples proveedores de recursos naturales y fuerza laboral barata, mientras las decisiones y los beneficios se concentran en la Capital. Esta dinámica no solo es injusta, sino que perpetúa un sistema de explotación que margina a millones de compatriotas.
Un Llamado a la Resistencia Federal
Es hora de que los gobernadores se pongan los pantalones largos. No podemos permanecer inmóviles mientras destruyen nuestra patria federal. El federalismo, como expresión auténtica de las primeras luchas populares, debe levantarse una vez más para defender la autonomía de nuestras provincias y municipios. El federalismo no es solo una forma de gobierno; es el reconocimiento de nuestra diversidad, de nuestras culturas regionales, de nuestras historias y de nuestras luchas.
Así como el Gral. Perón nos enseñó a levantar las banderas de la justicia social, la independencia económica y la soberanía política, hoy debemos sumar una más: la defensa del federalismo como herramienta de organización y desarrollo. No podemos permitir que el centralismo unitario de Milei destruya lo que generaciones de argentinos construyeron con sangre, sudor y lágrimas.
La lucha es clara: debemos reconstruir un proyecto nacional que respete y valore a cada rincón de nuestra patria, desde la puna hasta la Patagonia, desde la costa atlántica hasta la cordillera. La unidad nacional no se logra asfixiando a las provincias, sino respetándolas y dándoles las herramientas para crecer y desarrollarse en igualdad de condiciones.
Es hora de decir basta y defender nuestra doctrina federal, herencia castellana, de recuperar la justicia y de reconstruir la Argentina para todos los argentinos.
Luis Gotte
la trinchera bonaerense
Para TitularesNoticias.com.ar
Redacción 2213607735